Estrategias de lectura: leer, comprender y aprender
La competencia lectora es uno de los pilares más importante en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Su carácter transversal conlleva efectos colaterales positivos o negativos sobre el resto de áreas académicas. Las dificultades del lector en comprensión de textos se transfieren al resto de áreas curriculares, podrían generar un desarrollo insuficiente o cualitativamente inadecuado de habilidades sociales y emocionales, e incidir en la autoestima y autoconcepto del escolar. Por ello, es fundamental detenernos a analizar las estrategias de aprendizaje, como herramientas psicológicas que facilitan a los estudiantes el proceso transaccional lector.
Paris, Wasik y Tuner (1991) ofrecen seis razones por las que adquirir una competencia estratégica en comprensión lectora es relevante para la educación y desarrollo de los escolares:
- Las estrategias permiten a los lectores elaborar, organizar, y evaluar la información textual.
- La adquisición de estrategias de lectura coincide y se solapa con el desarrollo de múltiples estrategias cognitivas para la mejora de la atención, memoria, comunicación y aprendizaje durante la infancia.
- Las estrategias son controladas por los lectores; estas son herramientas cognitivas que se pueden usar de forma selectiva y flexible.
- Las estrategias de comprensión reflejan la metacognición y la motivación porque lo lectores deben tener tanto conocimientos estratégicos como la disposición a usar dichas estrategias.
- Las estrategias que fomentan la lectura y el pensamiento puede ser enseñadas directamente por los profesores.
- La lectura estratégica puede mejorar el aprendizaje en todas las áreas curriculares.
Es fundamental instar al alumno a que tenga un autocontrol sobre el texto que está leyendo y la comprensión del mismo, de modo que ante cualquier dificultad, utilice la estrategia necesaria para vencer el obstáculo y que la lectura sea productiva y efectiva, ya que sin ello no lograremos un aprendizaje significativo. Nuestra labor cómo docentes es ser una herramienta y guía en la adquisición personal de la competencia lectora, y motivarlos en el proceso, facilitándoles recursos que les resulten interesantes y, no cabe duda, siendo el refuerzo necesario en alumnos que requieran de necesidades educativas especiales, evitando las expectativas de fracaso de aquellos que no puedan seguir el "ritmo" de la clase.
A la vez que el alumno va adquiriendo esa capacidad de comprensión lectora, transversalmente, va adquiriendo la capacidad de "aprender a aprender", que pueda aprender de forma autónoma haciendo una búsqueda selectiva de contenidos aptos para el nivel de desarrollo en el que se encuentra.
El alumno ha de convertirse en un lector activo, que procese y capte el significado de lo que está escrito. Pero, como bien dice Isabel Solé, "...lo que no espero es que todos interpreten lo mismo, puesto que la comprensión que cada uno realiza depende del texto que tiene delante, pero depende también y en grado sumo de otras cuestiones, propias del lector, entre las que me gustaría señalar como mínimo las siguientes: el conocimiento previo con que se aborda la lectura; los objetivos que la presiden; y la motivación que se siente hacia esa lectura".
Tras esta reflexión, me viene a la mente el placer que se siente cuando, en un espacio dilatado de tiempo, releemos un libro que prácticamente teníamos olvidado...Imagino que, como a mí me sucede, les parezca que sea un libro nuevo, que las vivencias o contenidos que transmita sean distintos; sin embargo, somos nosotros los que hemos cambiado, los que tenemos otras inquietudes, otras experiencias que nos han hecho aprender cómo recorrer el camino de la vida, nuevos objetivos a alcanzar, y quizás, la comprensión "particular" del texto sea un reflejo de nuestro ser que sutilmente el autor haya querido sacar a la luz.
Referencias bibliográficas:
- SOLÉ, I. Estrategias de lectura. Grao. Barcelona. 1998.
- Paris, S. G., Wasik, B. A., & Turner, J. C. The development of strategic readers. In R. R. Barr, M. L. Kamil, P. Mosenthal, & P. D. Pearson (Eds.). The handbook of reading research (Vol. 2, pp. 609-640). New York: Longman. 1991.
